martes, 24 de marzo de 2009

Lo que el viento se llevó

Si digo que ya me olvidé de él, estoy mintiendo. Y no porque me siga gustando, no porque siga pensando en él, no porque se lleve mis noches. Si no, por el simple hecho que todavía me acuerdo de él. Y más en los últimos días.
Porque tanto nos esforzamos, tantas vueltas dimos para darle un final a esto por miedo a que se corte la buena onda, ¿para qué?. Para que de un día para el otro hagas como que no sabés quien soy, para que me elimines de tu vida, de tal modo que ya no quedan rastros tuyos en la mía, lo único que tengo es un número de celular al que jamás voy a mandar un mensaje porque, aunque vos no te lo merescas porque no actuaste de la mejor manera, te respeto. Voy a respetar tu espacio.
Realmente no entiendo por qué vuelvo con todo esto. Pero como ya dije, en los últimos días viniste a mi mente. En los últimos días me acordé de vos y pensaba que era de tu vida, qué lástima que todo se haya cortado tan mal. Qué lástima que hayas manejado todo tan mal. Porque así no se manejan las cosas y así no se solucionan los problemas. Aunque, por lo poco que sé de vos, te está llendo bastante bien.
Ojalá que algunas vez te cruze, y ¿sabés qué?. Te voy a hacer en tu propia cara lo que vos, como cobarde, me hiciste a mis espalda y sin que yo me diera cuenta: te voy a ignorar. Porque, después de todo, es lo que querés y lo que te merecés.
En fin, todo vuelve.

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